Este es uno de los blogs más complicados que he escrito nunca (y ya van cerca de 40). Antes que nada: si vienes buscando una respuesta clara y unilateral al tema que voy a abordar no la vas a encontrar. Pero no doy más rodeos y me meto en el fango!
Líneas generales
Si algo queda claro en el tema de la hipersexualización en la música urbana es que constituye una realidad que puede resultarnos familiar, pues se ha hecho notar desde el cabaret a los bastidores y desde Hollywood a la MTV pasando por Broadway. Contemplando esta trayectoria nos topamos con una gran tendencia a desacuerdos y polémicas que se extienden hasta la actualidad.
Y es que por un lado es innegable que la sexualización está ahí, así como también es innegable su funcionalidad: ayuda a enfocar la carrera de las artistas y a construir sus personajes. Cada vez es más importante una buena imagen y se está comprobado que mediante ella se vende más y mejor a públicos de los dos sexos, especialmente si la imagen es femenina y sugerente. Por otro lado veremos a lo largo del blog que la imagen no es la única estrategia de hipersexualización en las cantantes.
Conflicto
El caso es que circulan en torno a este debate argumentos que favorecen por un lado este aspecto funcional, y por el otro pensamientos sobre la desigualdad de género. Uno de los principales que apoyan esta segunda idea es la escasa sexualización de los cantantes masculinos. Y es que encontrar hombres semidesnudos sin razón aparente resulta bastante extraño en videoclips masculinos, pero sin embargo en los trabajos de cantantes femeninas el hecho de consumir imágenes explícitas se ha convertido en una realidad diaria.
Hechos reales que refuerzan la idea del acoso son algunos como la sexualización de ciertas figuras del panorama pop (especialmente femeninas) por parte de la industria, aprovechándose esta de la inocencia de algunas de ellas a muy temprana edad, como sucedió en los casos de Miley Cyruss y Selena Gómez, que en algunas entrevistas admiten haberse sentido sexualizadas en sus primeras etapas artísticas. Sin embargo en un caso como el de Justin Bieber y a pesar de que hubo peces gordos que sexualizaron su figura, el acoso se dio fuera del ámbito público y no a través de su imagen como artista mainstream.
Sexualidad y ventas
Pero más allá de las historias flagrantes que han involucrado a artistas jóvenes en temas de acoso, en las cantantes adultas es más frecuente la sexualización autoconsciente de sus personajes. La razón principal reside en el erotismo como reclamo para la obtención de mayores réditos: visitas, descargas, streamings, etc. Como comento en el blog de Corazones de litio: la conexión artista-público mediante la banalidad, la superficialidad es un requerimiento para vender en esta suerte de edad dorada del Instagram y el smartphone.
La hipersexualización también encuentra su excusa en el libre mercado, que las afecta también a ellas. Si gran parte de las cantantes recurren ya a la sexualización como un componente de especial relevancia en la construcción de su personaje, la nueva competencia tendrá por objetivo vender igualmente imágenes sugerentes para partir de posibilidades similares.
Es importante aclarar que la hipersexualización de las cantantes va por contrato, bajo su propia decisión o en muchos casos en consenso con la productora audiovisual encargada de la publicidad, la cartelería de conciertos, los videoclips, etc. Nada se hace sin el permiso de las artistas. Por otro lado la industria se blinda -de alguna forma- mediante la justificación del desnudo en base a las temáticas subidas de tono en las letras.
¿Son independientes las cantantes?
¿Cómo es eso de que las cantantes sexualizan a su personaje cuando lo construyen ? Para entender esto es importante quitarnos de la cabeza que las productoras musicales y audiovisuales siempre tratan al artista como les da la gana. Sí, ha pasado en casos de estrellas adolescentes, pero algunos ejemplos que comentaré más adelante dan testimonio de la creación personajes sexualizados por parte de las propias cantantes, y muchas veces (como en los casos de Nathy Peluso o Shakira) ellas mismas los crean de forma improvisada o siendo naturales. Si bien veremos que algunas artistas no admiten la sexualización de sus personajes siempre se muestran responsables de la forma en que los enfocan.
Y es que Shakira comenzó su carrera vendiendo un “alter-ego” de mujer exótica, primitiva y sensual que bailaba danza del vientre: estos rasgos no fueron reclamados por la industria; más bien fueron el resultado de sus ideas de exotismo/ erotismo pensados para su personaje. Sin embargo, la artista Billie Eilish (por poner un ejemplo) no optó por sexualizar esa imagen de adolescente extravagante y alternativa, posiblemente porque no le interesaba, ya que su idea -como comento en 5 razones que justifican el triunfo de Billie eilish– es vender sus verdades más íntimas revestidas de un concepto estético sólido.
¿Negacionismo en la propia industria?
Volviendo a Shakira, y junto a los casos de otras cantantes que deliberadamente sexualizaron a sus personajes (Jennifer Lopez, Rosalía o Nathy Peluso entre otras) cabría hacer otro inciso, porque llegados a este punto las cosas se retuercen un poco.
Y es que como decía algunas artistas no consideran que hayan sexualizado a su personaje: en el caso de Nathy Peluso, en una entrevista que podemos encontrar en Cosmopolitan y Vanity Fair se le comenta que su música es sensual pero no está sexualizada, y ella explica: “no considero que para ser sexy haya que sexualizarse”.
Por su lado Shakira afirma que su figura no está sexualizada en sus canciones y performances, e incluso da la sensación de que utiliza la palabra “sensualidad” para escudarse o huir de la polémica: “Creo que hay un encaje, un reborde de sensualidad en mi trabajo, aunque no es la esencia. No creo que mi música sea sexualizada, hay esa sensualidad presente que reviste lo que hago”.
Jennifer López, acusada en las redes de ofrecer (junto a Shakira) un espectáculo bochornosamente calenturiento en la Superbowl de 2020, se defendió comentando: “honestamente creo que es una tontería. Las dos somos artistas muy respetuosas que además somos madres y somos muy conscientes de lo que hacemos”.
La otra cara…
…Shakira
Si observamos el contenido de los videoclips de Shakira, en los que pueden apreciarse movimientos sexuales rotundamente explícitos, como en la coreografía de La tortura.
Sobre Rosalía
En 2019 apareció en la Premiere de Londres vestida con unas transparencias que fácilmente podríamos asociar a una madame de lupanar de Nueva Orleans, y con un body de látex -similar a un atuendo de BDSM- en la gala del Rey León (recreación realista de la clásica película infantil de Disney) . Fue directamente ignorada por la prensa inglesa al tomar su atuendo como una falta de respeto.
Peluso
Si en la entrevista de Nathy Peluso se le comentaba que no sexualiza su música, la realidad es totalmente contraria. En su caso lo que rezuma hipersexualización es precisamente el texto, ya que podemos leer expresiones bastante subidas de tono en él: se hace constante alusión al sexo oral (un imperativo que la beneficiaría siempre a ella) también rozando el BDSM (“si me agacho sientes tú mi clítoris” o “todito mi jugo calentito te tragaste”, lindezas que por otro lado constituyen uno de los rasgos más innovadores y únicos de sus poesías; ese descaro sin precedentes que muestra la artista al hacer alusión a prácticas sexuales en las letras). Este es uno de los casos que mejor refleja la idea de que la hipersexualización no solo se puede conseguir mediante la imagen, ya que el texto también concede posibilidades muy variadas para ello.
Y como digo, da la sensación de que algunas artistas renuncian a la idea de hipersexualización precisamente para no meterse en camisas de once varas con los sectores más progresistas de su fandom, que hoy en día pasan las horas crucificando cantantes e influencers en Twitter. Como vemos, bajo estas circunstancias parece dura la batalla de exhibirse: se vende más, pero se corre el peligro de despertar cualquier día siendo el blanco de las polémicas de turno. Abajo podemos leer algunas críticas de feministas al espectáculo de la Superbowl.
Pero…
Pensemos por un momento en profundidad. El problema no ha de ser necesariamente el hecho de que las cantantes se exhiban; es más bien el mero hecho de la exhibición entendida como un estigma, y es que no debería haber problema para ellas a la hora de hablar libremente de ello, así como no debería haber problema para nosotros a la hora de aprobarlo (al menos mientras no sea la industria la que lo esté impulsando sin el permiso de las cantantes).
Pero hay otro punto importante en el debate: entre los críticos de la hipersexualización hay gente que ve en su concepto una cosificación por defecto. Pero si es voluntad de la mayoría de las cantantes ofrecer esa imagen sexy, ¿está justificada esa cosificación? ¿sigue siendo cosificación cuando es obvio que se manifiestan conscientes de sus representaciones? ¿pasan a ser mujeres machistas o son simplemente artistas que crean determinadas fantasías a la hora de encajar un producto en el mercado? A lo mejor solo se ciñen al constreñido hermetismo del consumo de masas.
Educación mediante la cultura
Otro handicap es el pensamiento sobre el peligro de la educación que se crea a través de la imagen femenina en la cultura. Pero hay que tener en cuenta todas las direcciones que toma este asunto: fijémonos en que la hipersexualización en los videoclips viene -en la mayoría de casos- acompañada por el empoderamiento sexual. La imagen que esto nos ofrece es la de la propia mujer como un icono distante y mandatario. Fijémenos también en los ejemplos: dos de las 4 cantantes comentadas construyen su personaje mediante textos o atuendos que en ocasiones sugieren ya no empoderamiento, sino prácticas BDSM, que están basadas en relaciones sexuales de poder muy remarcadas. Las otras dos se perciben como iconos, que también resultarían activos y poderosos.
Bueno, y ¿cómo afecta esto al desarrollo sexual de niños y adolescentes, o a conceptos de sexualidad y visión de la mujer en general? Es posible que esta imagen tenga como posibilidad crear una cierta imagen asociada a mujeres empoderadas mediante la sexualidad en la vida real, pero no necesariamente ha de configurar prejuicios, al menos si las personas que reciben esta imagen son plenamente racionales. De todos modos esto no promueve la cosificación per se, ya que además de entender al personaje como lo que es, la masa mantiene las distancias con la figura empoderada.
Definiciones
Y es que si lo pensamos detenidamente no tiene mucho sentido hablar de cosificación con respecto a una mujer que emana poder, porque cosificar es dotar de pasividad a la persona, como si fuera un objeto inanimado al que manipular. De ahí viene el termino cosificación; sería el acto de tratar a alguien como si fuera una cosa, despojada de toda voluntad. A veces nos olvidamos de que las mujeres que aparecen hipersexualizadas en los videoclips también se ven frecuentemente encarnadas en roles «hiperdominantes», ocupando todo el espacio escénico, siendo el centro de atención y haciendo que la cámara las siga a todas partes, por lo que su papel es tremendamente activo.
Sin embargo, y aunque no es la temática central de este blog, sí que existe una clara cosificación en las bailarinas de algunos temas de reggaetón, dembow y rap (especialmente rap estadounidense, tanto racializado como no racializado), entre otros géneros, que aparecen contoneándose alrededor del cantante vestidas con un atuendo “minimalista” mientras él, totalmente vestido, aparece en el centro de la imagen. Este tipo de fantasías cada día resultan más rancias e injustificadas; por suerte se reproducen cada vez con menos frecuencia, precisamente debido al avance de la concienciación social contra la cosificación de la mujer (que por otro lado para nada se pone en duda).
Para acabar…
Pues bien, con todo lo comentado queda suficientemente argumentada la idea de que la sexualización en las cantantes no ha de promover necesariamente roles hejemónicos, aunque es cierto que es un valor que se mantiene estable ejerciendo cierta presión en la industria musical, y de hecho se han vivido abusos muy violentos. Además, como tal resulta un valor bastante reiterativo y no tendría que ser necesariamente importante para el consumo de la música en sí, pero la imagen manda y las cantantes son conscientes de que descartando el componente sexual se descarta también un cierto nivel de ingresos, visitas, permeabilidad en la publicidad, etc. Precisamente de ello se extrae que el exhibicionismo sea un reclamo en la carrera de tantas artistas.
En fin, espero que este blog os haya resultado tan interesante como a mí investigar, contrastar y redactar cada idea; como se puede ver es un tema complicado en el que parece normal que nuestra opinión se cruce con diversas gamas de grises externas a nuestros sesgos, pero es muy importante dialogar y pensar de forma crítica. Te dejo otros blogs de temáticas similares, ¡nos leemos la semana que viene!