La música debe entenderse hasta el mínimo detalle, es todo pasión y requiere de una precisión milimétrica. Por eso he pensado que la mejor forma de definiros la producción musical es analizar uno de sus componentes más esenciales/fundamentales desde un enfoque un tanto peculiar, por qué no decirlo, pero así se hace más entretenido que explicar cómo se comporta un bombo en el espectro de frecuencias. Una buena metáfora que se me ocurrió para retratar la importancia de un buen sonido de bombo que convierta una canción normalita en un temazo que te vuelve loco fue definir cada parte de sus frecuencias como una serie de factores fundamentales a la hora de que te enamores totalmente de su sonido.
Si pensamos en las dos formas más principales de ver un bombo, tenemos respectivamente frecuencias y el tiempo. En esta última un sonido de bombo tiene tres partes fundamentales (pegada, cuerpo y cola, es decir, cuando aparece el ataque del sonido, cuando se mantiene y va disminuyendo y cuando desaparece), nosotros nos centraremos en la parte más apasionante, que es la de las frecuencias (que como sabemos se miden en Herzios.
Para poder entender cada parte del sonido del bombo deberíamos empezar por los:
Subgraves (20-60 Hz)
En esta parte es donde solo sientes. Todo te retumba en el pecho y notas que te vibra el estómago en los conciertos, seguro que te resulta familiar. Es la parte más grave, no la identificas, no la oyes, no sabes porque esta ahí pero está y hace que tengas mariposas en el estómago, podría decirse que ya estás empezando a enamorar del bombo ;P
Graves (60-200 Hz)
La parte más «superficial» del bombo: es la que te llama la atención, te atrae. Cuando la oyes dices: «que pasada», pero reconoces que tu valoración es superficial y vanal, es como si el sonido te atrajera físicamente. Reconoces auditivamente el sonido, y suena gordo, hace que lo quieras escuchar una y otra vez a todas horas…
Medios graves (200-500 Hz)
Es la parte más borrosa, te pierdes en la belleza general del bombo debido a esta parte, es como la borrachera previa a la declaración: escuchas la canción por primera vez y cuando percibes este punto de las frecuencias piensas: “madre mía, voy a llegar a casa, me voy a descargar el track y lo voy a escuchar en la salud y la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza… ;P realmente esta parte de las frecuencias de cara a la mezcla general de tu track es borrosa, hay que aclararla bien y limpiar las frecuencias para que sobresalgan las que más interesan, normalmente las de los graves del bombo y los del bajo, que comparten ese pequeño nicho de frecuencias y también es un aspecto que conviene controlar.
Medios (500-4000 Hz)
Son las imperfecciones que te obsesionan y hacen que te enamores aún más del sonido del bombo. Frecuentemente aquí encontramos lo que se llama el cartón, una zona antiestética que suena a ruido y hay que intentar que sobresalga lo mínimo en la mezcla general, pero a la vez tiene que tener una mínima presencia según el sonido se va alargando en el tiempo para asegurar lo que se conoce como el cuerpo del bombo (ese cuerpecito serrano que tiene ;P).
Agudos (4000-10000 Hz)
En esta parte es donde se empieza a reconocer el «rostro» del sonido. Si en los subgraves sentías el aroma del bombo, aquí lo escuchas, lo reconoces totalmente. Es la pegada del bombo. Le da una personalidad inconfundible. Es como la peculiaridad de una cara que atrae: las pecas, el color de ojos..un detalle que cuenta más de lo que parece. En el caso del sonido, en esta parte esta lo que le da empuje al bombeo que genera el bombo: si tienes un bombo potente pero le cortas los agudos por la parte de la pegada se te queda en una especie de bajo raro, cosa que muchas veces no conviene, por lo que esa parte hay que mantenerla y muchas veces destacarla.
Sobreagudos (10000-20000 Hz)
También llamados aire, esta parte es la que te hace suspirar y…nah, demasiada metáfora: esta parte, tal y como la anterior, aporta claridad y definición a un nivel de percepción super fino, pero normalmente es prescindible, porque en tu mezcla habrá otras frecuencias sobreagudas a la vez y no conviene abusar de ellas, porque si hay demasiadas el tema sonara a lata ?.
Y estas son todas las partes que, con mayor o menor consciencia de tu enamoramiento, te vuelven loco en el sonido de un bombo. Imagínate la de aspectos que hay que tener en cuenta para hacer una buena producción musical que suene completa y perfecta!
Cuando hacemos una base o una instrumental con música para cantantes, artistas, estudios o medios, la percusión es la mitad del trabajo, y especialmente en la música electrónica, cuando consigues que un bajo y un bombo suenen fuertes, presentes e hipnóticos, ya tienes el 50% de la labor realizada: todo lo demás son aspectos anecdóticos en comparación con la percusión (las voces y los sonidos melódicos más principales también son muy importantes, pero no servirán para nada sin un buen bajo y especialmente sin un buen bombo, que por cierto tienen que sonar como si fueran uno solo).
Para hacer que tus bombos enamoren es imprescindible una buena mezcla y un buen master, asique no me corto un pelo y provecho para -si necesitas alguno de estos servicios para tus temas como productor musical- recomendarte mis servicios de edición de sonido, échales un vistazo!
También puedes optar por estudiar Producción musical para realizar buenas mezclas y masters: aquí te dejo uno esencial en el que aprenderás todo lo necesario para dar otro nivel a tu música!
Eso es todo por hoy, te dejo algunos blogs relacionados, ¡nos leemos la semana que viene!