Admítelo, alguna vez se te ha pasado por la cabeza dedicarte a la música, ya sea emocionando a la gente con tu voz o motivando al público tocando un solo de guitarra brutal. Y seguro que también te has hecho alguna pregunta del tipo: “¿Debería perder el tiempo en la música si pienso que no soy bueno?” Por su puesto, esto basándote -entre otras cosas- en las clases de música del instituto en las que eras un/a negado/a tocando la flauta o el xilófono.
Pero, ¿es suficiente razón para poner tus capacidades en duda?
Verás, yo no era muy bueno en filosofía durante el bachiller: por aquella etapa tenía pensamientos similares a los tuyos con la música. Pero ahora que precisamente el acto de filosofar me ha permitido aprender a pensar de forma libre, me hago esta pregunta: si a mi me gusta la filosofía pero en cambio se me daba mal, ¿soy un negado, o fue la educación la que fracasó transmitiéndome interés por la materia?
Sobre la pregunta que te comentaba al principio, creo que con la música es muy difícil perder el tiempo. Lo que sí es bueno es entender la música como un hobbie en el que inviertas tu tiempo libre, al menos hasta que sepas si puedes generar ingresos a través de ella. Y es que, aunque lo que construyas utilizando tu tiempo para sembrar música acabe siendo algo pequeño, siempre podrás abandonarlo libremente, ya que nunca habrá llegado a permear como un compromiso laboral.
Hay un error en el que caemos usualmente, y es el de hacer caso a nuestras creencias limitantes antes de llegar incluso a probar algo que nos atrae. En muchas cabezas esta ese pensamiento de: “me gustaría hacer esto… ¿y si lo pruebo? Bah, pero seguro que se me da fatal”, y entonces pasas a otra cosa. Fíjate qué rápido estas dejando de lado algo que puede ser una nueva locura que revolucione tu vida, y todo por no arriesgarte ni si quiera a tener un nuevo hobbie.
Pero, de todas formas, filosofemos un poco más: ¿Quién dictamina lo que es talento en el arte? ¿hay alguna entidad gubernamental o algo así? Por fortuna para ti y para mí, tanto el talento como el gusto artístico son conceptos muy relativos.
Piensa esto otro: ¿si cantas mal no tienes talento? A lo mejor haces unas letras maravillosas, o incluso tu voz -siendo fea para mucha gente- consigue emocionar. ¿O tiene Joaquín Sabina una voz bonita? ¿Y un cantante de death metal que rasga la voz? Depende de para quién. Pero a pesar de que mucha gente no tolera la voz de Sabina (y mucho menos la de los cantantes de death metal) el primero logra transmitir profundidad y el segundo comunica rabia. ¿Entonces? Ambos emocionan.
“Bueno, pero es que yo quiero tocar el piano y no tengo nada de técnica”. ¿Quiere decir eso que no puedas componer una línea melódica agradable? ¿o que no puedas transmitir tocando? Puedes dar literalmente 3 o 4 acordes muy suavecito y ya conseguirías hacer llorar a más de uno/a.
Te recomiendo que antes de no llegar a salir de tus pensamientos le des una oportunidad a la música, porque si no lo haces nunca sabrás si vales o si te gusta para uno u otro fin. Prueba a subir algún tema a las redes y ver cómo funciona. Haz algún trabajo con algún productor y sácalo. Puedes intentarlo por ti mismo, yendo a clases, o sacando un tema musical que hayas compuesto.
Para sacar un trabajo musical es importante que trabajes con un productor que te inspire. Una buena parte de un gran trabajo en la música depende de que lo que haya detrás de la voz motive a quien la pone. Si el productor con el que trabajas es bueno tendrás más oportunidades de brillar, porque su forma de entender tu idea generará retroalimentación.
Y antes de despedirme, un último consejo: prepárate a aceptar criticas sinceras pero constructivas. Por su puesto, no des pábulo a gente que te critique para hacer daño. Sin embargo, atiende a quien te da consejos con buenas intenciones. Es importante que no te derrumbes; muchas veces es difícil, pero en el arte tienes que estar expuesto a las críticas.
Eso es todo por hoy, te dejo algunos blogs relacionados, ¡nos leemos la semana que viene! Un abrazo!